Los disturbios, que involucraron a varios cientos de personas, estallaron tras una marcha pacífica el lunes en apoyo a la familia de una víctima de agresión sexual. La violencia estalló esa noche, con viviendas incendiadas y 15 policías heridos, según informó la Policía.
El martes, los agentes desplegaron cañones de agua para controlar a la multitud. Dos chicos de 14 años han sido acusados en relación con la presunta agresión; ambos comparecieron ante el tribunal con un intérprete rumano. El jefe de Policía adjunto Ryan Henderson condenó el “desorden motivado racialmente”, instando al público a rechazar cualquier justificación para la violencia.