La República de Chipre tiene un grave problema con la gestión de sus residuos. La isla recicla mucho menos de lo que exige la legislación de la Unión Europea y envía muchos más residuos a los vertederos. Además, cuenta con numerosos vertederos ilegales.
La Unión Europea produce cada año 2.200 millones de toneladas de residuos, unas 5 toneladas por habitante. La Unión Europea fomenta la prevención y la reutilización, seguidas del reciclaje si esto no es posible La última opción, y la más perjudicial, es la eliminación.
En la actualidad, alrededor del 15 % de los residuos de la UE terminan en vertederos, cuyo uso está estrictamente regulado. Una Directiva de 1999 establece normas para proteger la salud humana y el medio ambiente —en concreto, las aguas superficiales, subterráneas, el suelo y el aire— de los efectos negativos de la recogida, transporte, almacenamiento, tratamiento y eliminación de residuos. Sólo se permiten actividades de vertido seguras y controladas. El incumplimiento conlleva sanciones.
La Directiva limita la proporción de residuos municipales depositados en vertederos a menos del 10% para el año 2035. Los vertederos ilegales de la UE han disminuido de forma constante en los últimos años. Sin embargo, la Comisión Europea ha llevado a varios Estados ante el Tribunal de Justicia de la UE, y Chipre ya ha sido condenado por no controlar los vertidos ilegales.
Las ONG locales de la República de Chipre llevan años rastreando y denunciando los vertederos ilegales.
"Las principales consecuencias son para el medio ambiente, y también para la salud humana. Toda esta basura deja toxinas y contamina la naturaleza, contamina nuestras aguas subterráneas, lo contamina todo", afirma Natasa Ioannou, responsable de proyectos de Friends of the Earth Cyprus (Amigos de la Tierra Chipre), mientras recorremos un enorme vertedero ilegal cerca de Nicosia, la capital del país.
No obstante, según ella, existen soluciones.
"Definitivamente se necesita tener una infraestructura (de eliminación) concisa, organizada y muy bien establecida. Porque si la gente no tiene un "punto verde" cerca, esto es lo que acaba ocurriendo. La segunda solución es vigilar y, por supuesto, hacer cumplir todas las leyes. Cuando se sabe que está ocurriendo algo y que lleva ocurriendo bastante tiempo, es necesario implantar cámaras de vigilancia.** También hay que dar incentivos a la población para que gestione sus residuos. No siempre se trata de decir, 'lo estás haciendo mal; te voy a multar'. Siempre tiene que haber otras oportunidades para las prácticas de economía circular".
Los activistas han ayudado a desarrollar un mapa interactivo donde se rastrean los vertederos en tiempo real.
"Cuando vengo a estos lugares y veo estas cosas, siento rabia y decepción. Así no debería ser nuestro campo. Chipre no debería ser así. Es repugnante", dice Natasa mientras nos lleva a un segundo vertedero ilegal a sólo 30 minutos del primero. "Lo que nos dicen las autoridades es que no tienen recursos. Entonces, hay que encontrar la manera de conseguirlos. Tener la misma excusa año tras año demuestra falta de voluntad política".
¿Qué hacen las autoridades chipriotas?
Una respuesta muy limitada, pero concreta, procede de un pequeño distrito de Nicosia, el primero en introducir el programa "Paga según tires".
Impulsado por la UE, este sistema permite que las tasas de residuos que pagan los s se modulen en función de la cantidad de residuos mezclados entregados al sistema de gestión, explica el teniente de alcalde del distrito.
"En el primer año de implantación del sistema, gestionamos 5.000 toneladas de residuos. Se genera una reducción del 40% de la basura municipal", explica Andreas Constantinou, teniente de alcalde del distrito. "El camino para cambiar mentalidades no estuvo lleno de rosas, pero invertimos principalmente en las nuevas generaciones. Entramos en las escuelas e intentamos, a través de los niños, cambiar la mentalidad de los mayores".
Otros municipios seguirán pronto el ejemplo. Pero esto se queda corto para las enormes necesidades del país. El mismo día en que realizábamos la filmación, la Comisión Europea volvió a llevar a Chipre al Tribunal de Justicia de la UE y solicitó más sanciones por no gestionar adecuadamente los vertederos ilegales.
El director del Departamento de Medio Ambiente del país nos recibe en uno de los ocho Puntos Verdes de Nicosia, donde el año pasado se clasificaron 8.000 toneladas de residuos.
El Gobierno reconoce décadas de "inercia" y "debilidades" en su gestión de residuos.
Sin embargo, Theodoulos Mesimeris afirma que la situación pronto mejorará.
"Actualmente hay más de 20 Puntos Verdes en funcionamiento en Chipre, y el objetivo es contar con una red adecuada. Así que se han puesto en marcha otros 50 puntos de este tipo, además de otras infraestructuras, como "rincones verdes" y zonas de reciclaje, para que podamos ofrecer las opciones adecuadas a los ciudadanos y la disponibilidad de materiales para la recuperación, la reutilización y el reciclaje. Es un hecho que la infraestructura existente no puede cumplir los requisitos del marco institucional", afirma.
"La restauración y limpieza de los puntos restantes comenzará en los próximos dos meses. El objetivo es liberar a Chipre de los vertederos ilegales de forma inmediata y, al mismo tiempo, contar con mecanismos que impidan que el fenómeno de los vertidos ilegales vuelva a producirse."
El propio gobierno de Chipre ha reconocido que el coste de remediar un vertedero ilegal es superior al de gestionar una instalación legal de gestión de residuos.