El cardenal Kevin Farrell, el Camarlengo, supervisó el cierre de ambas residencias: una en el segundo piso de la Casa Santa Marta, donde vivía el Papa, y otra en el tercer piso del Palacio Apostólico.
Aunque el apartamento del Palacio Apostólico fue tradicionalmente utilizado por los papas anteriores, Franciscolo evitó en gran medida, prefiriendo el entorno más modesto de la Casa Santa Marta. Solo usaba el apartamento del palacio ocasionalmente, como para el Ángelus dominical. Sellar los apartamentos papales es parte del protocolo establecido desde hace mucho tiempo en el Vaticano tras la muerte de un pontífice.