El domingo 16 de febrero, en la ciudad belga de Huy, un grupo de aguerridos ciudadanos desafió a las gélidas aguas del río Mosa en la travesía anual de invierno. A pesar del frío y de la fuerte corriente, los participantes afrontaron el reto con entusiasmo.
Más que una competición, este evento es una prueba de resistencia y aguante personal. La pertenencia a un club, un certificado médico y la aprobación de un cardiólogo son condiciones sine qua non para poder tomar parte en la travesía. La seguridad es primordial, y los nadadores deben escuchar a su cuerpo. Esta prueba es una cita tradicional muy conocida entre los aficionados a nadar en aguas frías.