En este episodio de 'Smart Regions' fuimos a Satu Mare (Rumanía), donde unos niños gitanos aprenden a jugar al ajedrez. Los resultados son sorprendentes. La directora del proyecto explica por qué.
La asociación rumana Stea ayuda a la integración de niños de comunidades vulnerables. En Satu Mare, pequeña ciudad fronteriza con Hungría, la lucha por la inclusión se centra especialmente en los niños de la comunidad romaní.
Stea lleva 20 años trabajando en este campo. En 2019, gracias a la financiación de la Política Europea de Cohesión, introdujo la enseñanza del ajedrez entre sus actividades; el juego ha sido un éxito entre los niños gitanos y ha transmitido energía y entusiasmo a toda la comunidad.
Cristina Bala, directora de Stea y responsable del proyecto Chess for change, hace balance de la experiencia: al principio, los propios profesores no estaban convencidos.
Y sin embargo, el primer año ―en ocho meses― gracias a la perseverancia de Cristina y su equipo, los 35 niños y niñas aprendieron a jugar y 12 de ellos participaron en concursos internacionales e incluso ganaron premios.
El ajedrez desarrolla la capacidad de concentración, reflexión y análisis, lo que ha repercutido positivamente en la vida cotidiana de los jóvenes que participan en el programa.
"El ajedrez también tiene un efecto positivo en los niños con trastornos de conducta. Algunos de ellos no podían estar sentados más de cinco minutos, y sin embargo, frente al tablero de ajedrez pueden concentrarse durante más de cuarenta minutos", afirma Cristina.
"Los niños que empezaron a jugar al ajedrez en 2019 hoy continúan sus estudios en el instituto. Y este es el resultado más importante, porque nuestra asociación buscaba formas de cambiar cómo se aborda la escolarización para estos niños."
Ajedrez, autoestima y estudio
Según Cristina, otro de los logros, gracias a la competición regional que organiza desde 2019, es haber creado un espacio de encuentro entre niños y jóvenes gitanos y rumanos: la afición al ajedrez tiende puentes para otras actividades en común. Una iniciativa de inclusión e integración con resultados increíbles: además del desarrollo de las capacidades cognitivas y emocionales de los niños, también se produce una mejora de su interacción en la sociedad porque aumenta su autoestima. Ni que decir tiene que estos adolescentes siguen yendo a la escuela más allá de la edad obligatoria y acaban graduándose.
Muchos continúan en el ámbito académico y van a la universidad.
En un intento de animar a los jóvenes gitanos a ir a la universidad, una ley rumana reserva para ellos un porcentaje de plazas, sin tener que pasar ninguna selección. Hoy en día, a menudo estos cupos quedan vacíos porque no se presentan candidatos. El proyecto Chess for Change está cambiando poco a poco el enfoque de las comunidades más vulnerables hacia la educación.
Por otro lado, las interacciones entre los niños gitanos y sus compañeros rumanos, padres incluidos, se produce ahora sin barreras y sin prejuicios.
El proyecto arrancó en 2019 con 60.000 EUR procedentes de fondos de la Política Europea de Cohesión. El coste total del proyecto fue de 70.000 EUR.
Cada año, Stea busca nuevos mecenas para no tener que interrumpir el programa.