Figura destacada de la diplomacia vaticana, Dominique Mamberti tendrá la importante tarea de presentar al nuevo Pontífice a los fieles de todo el mundo. El cardenal desempeñó importantes funciones en la Santa Sede hasta su nombramiento como cardenal protodiácono en 2024.
Desconocido para la mayoría, pero una figura destacada de la diplomacia vaticana, Dominique Mamberti es el cardenal protodiácono, es decir, el encargado de gritar "Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam!" (Les anuncio una gran alegría: ¡tenemos Papa!) Será el primero en hablar desde el balcón central de la Basílica de San Pedro para anunciar al mundo al nuevo Pontífice. No está excluido de la posibilidad de convertirse él mismo en Papa -en cuyo caso el papel de protodiácono lo desempeñará otro cardenal diácono elector-, pero su nombre no figura entre los que han circulado en los días previos al Cónclave.
Mamberti obtuvo el cargo de cardenal protodiácono en octubre de 2024, habiéndose convertido en el cardenal de mayor antigüedad perteneciente a la Orden de los Diáconos, una de las tres órdenes que componen el Colegio Cardenalicio junto con la Orden de los Presbíteros y la Orden de los Obispos. Antes que él, el francés Jean-Louis Tauran había sido protodiácono del Papa Benedicto XVI y el chileno Jorge Arturo Medina Estévez en 2013 del Papa Francisco. Anunciando a Juan Pablo I y Juan Pablo II, ambos en 1978, estuvo el italiano Pericle Felici.
Quién es Dominique Mamberti
Francés, 73 años, nacido el 7 de marzo de 1952 en la archidiócesis de Rabat (Marruecos), pero criado en Córcega, adonde se trasladó con sus padres muy joven. Tras estudiar Derecho en Estrasburgo y París, Mamberti se licenció en Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana de Roma.
En 2002 fue nombrado arzobispo titular de Sagona (Córcega), luego nuncio apostólico en Sudán y delegado apostólico en Somalia. En 2004 asumió también el cargo de nuncio apostólico en Eritrea. En 2004 fue llamado por Joseph Ratzinger a la Secretaría de Estado como secretario para las relaciones con los Estados en representación de la Santa Sede en los asuntos internacionales, cargo que ocupó durante ocho años antes de ser trasladado por Jorge Bergoglio a la magistratura vaticana en 2014 y nombrado cardenal al año siguiente.
Fue "ministro de Asuntos Exteriores" del Vaticano con el Papa Benedicto antes de ser nombrado por el Papa Francisco prefecto del supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, uno de los tres principales órganos judiciales de la Santa Sede junto con la Penitenciaría Apostólica y el Tribunal de la Rota Romana.
Carrera diplomática y nombramientos jurídicos
Dominique Mamberti también está considerado un experto en política internacional en el Vaticano. Como diplomático de la Santa Sede, ha trabajado en Argelia, Chile, en la ONU en Nueva York, en Sudán, Somalia y Eritrea, y ha tratado con países de Oriente Próximo.
Para la Santa Sede realizó numerosos viajes y firmó varios acuerdos bilaterales, entre ellos el acuerdo con Cabo Verde sobre el estatuto jurídico de la Iglesia católica en el país africano en 2013 y el de colaboración en materia de enseñanza superior con Serbia en 2014. Su nombramiento como prefecto fue visto por algunos como una medida para reforzar el control papal sobre el poder judicial vaticano, especialmente tras la destitución de su predecesor, el cardenal Raymond Burke, conocido por sus opiniones conservadoras.
Posiciones del cardenal y su opinión sobre la homosexualidad
El cardenal es partidario de proteger la libertad religiosa, los derechos humanos y las libertades fundamentales. A menudo ha condenado el creciente secularismo de la Iglesia. En una entrevista con 'Radio Vaticano' en 2013 dijo que apoyaba la legitimidad de una cláusula de conciencia para los empresarios cristianos que se negaran a prestar servicios a homosexuales. Sus palabras suscitaron las críticas de las asociaciones LGBTQIA+, que las interpretaron como una forma de legitimar la discriminación.
Según algunos documentos citados por el diario 'L'Espresso' en 2011 sobre una reunión con los obispos de Uganda en 2009, Mamberti habría comentado de forma diferente el proyecto de ley que preveía duras penas, incluida la pena de muerte, para los homosexuales en el país africano.
Para el entonces secretario para las Relaciones con los Estados, la cuestión de la orientación sexual debería haber entrado "en la esfera moral y no en la penal", en una aparente condena de la propuesta. Las declaraciones no se hicieron públicas y no hubo reacción oficial de la Santa Sede.