Decisiones cotidianas como reciclar o comprar un coche eléctrico requieren conocimientos científicos básicos. El profesor Pascal Waechter nos cuenta la importancia de enseñar ciencia a partir de las experiencias, como las que ofrece el Luxembourg Science Center.
"En mi forma de enseñar me centro mucho en la experimentación porque nos hemos dado cuenta de que logramos captar a muchos estudiantes, que precisamente, se desmotivan por el aspecto más matemático", nos cuenta Pascal Waechter, profesor de ciencia de la Escuela Internacional de Differdange, en Luxembourg, situada a escasos metros del Luxembourg Science Center.
Además de familias procedentes de todos los países del centro de Europa - Francia, Alemania, Bélgica y Países Bajos -, el museo recibe cada día la visita de varias escuelas con niños y jóvenes de distintas edades, desde los 6 años en adelante.
La ciencia ha sido generalmente vista como algo "tedioso" porque se enseñaba con fórmulas, demostraciones y matemáticas, explica Pascal, pero desde las escuelas y desde el Luxembourg Science Center se quiere revertir esta forma de relacionarnos con la ciencia.
En este museo hay una parte de exploración autónoma de los estudiantes gracias a las pantallas táctiles con información en cinco lenguas, pero "un mediador científico les puede acompañar y profundizar en las explicaciones más complejas sobre materias específicas, ya que el profesor suele ser más generalista".
Además de la exploración, El Luxembourg Science Center ofrece una parte de talleres o espectáculos que conducen los mediadores científicos. El museo ofrece talleres en diversas materias como óptica, electricidad, matemáticas, física o química, entre otros. Los mediadores del centro están especializados en un campo científico.
"Hoy hemos venido a un taller sobre los polímeros, donde han analizado el tema de los plásticos: ¿qué son? ¿Cómo se pueden reciclar? ¿Podemos limitar su uso? ¿Cuáles son las alternativas?", cuenta Pascal. Aquí se intenta despertar la curiosidad de los alumnos en relación a cuestiones que tienen que ver con nuestro día a día, nos explica. "Así pues formamos a ciudadanos no sólo a científicos".
Hay experiencias que cuestan millones de euros, como el planetario o la sala de niebla. "Son experiencias que un colegio no podría ofrecer", dice Pascal. El profesor se para ante la sala de niebla y explica a sus alumnos el funcionamiento. "Esta cámara permite ver la trayectoria de las partículas radiactivas invisibles para el ojo".
En cuanto al impacto que tiene en la decisión de los alumnos de dedicarse a la ciencia, "hay que ser honestos, no vamos a formar sólo científicos", asegura Waechter. "En una clase, puede haber solo 10 o 15% de estudiantes que se decanten por las ciencias, si podemos aumentar un poco este número ya está bien", asegura el profesor.
"Como no todos van a ser científicos, el desarrollo de conocimientos generales es realmente central para mí". Por lo tanto, el objetivo del centro de ciencias no es solo motivar a la gente a convertirse en científicos.
Pero necesitamos la ciencia en nuestro día a día. Es realmente importante tomar las decisiones correctas como ciudadanos y como consumidores, argumenta el profesor. "Así que esa es la misión de nuestra enseñanza: tratar de fomentar en los estudiantes el pensamiento crítico y la capacidad de hacer preguntas", concluye Pascal Waechter.