Miles de manifestantes salieron a las calles de toda Eslovaquia para participar en manifestaciones periódicas contra el actual primer ministro, Robert Fico, y su política prorrusa.
Grandes multitudes volvieron a tomar las calles de Eslovaquia el viernes para expresar su oposición al primer ministro del país, Robert Fico, y su política prorrusa. En los últimos tres meses, decenas de miles de personas se han manifestado cada 15 días en Bratislava y otros lugares, exigiendo la dimisión de Fico.
Las protestas comenzaron a finales de diciembre, tras el viaje de Fico a Moscú para conversar con el presidente ruso, Vladímir Putin, una rara visita al Kremlin de un dirigente de la Unión Europea desde que Moscú inició la invasión total de Ucrania hace más de tres años, y sus declaraciones de que Eslovaquia podría plantearse abandonar la UE y la OTAN.
Fico, que sobrevivió a un intento de asesinato en mayo de 2024, se ha enfrentado a peticiones de dimisión por sus comentarios sobre la pertenencia a la UE y la OTAN y su afirmación de que Rusia tenía razones de seguridad para invadir Ucrania. Las opiniones de Fico sobre Rusia han diferido mucho de la corriente dominante europea. Volvió al poder cuando su partido ganó las elecciones parlamentarias de 2023.
¿Miedo a un superestado europeo?
Fico se ha mostrado crítico con la OTAN y la Unión Europea, sugiriendo que Bruselas debería ampliar su sistema de votación por mayoría para cubrir más áreas y limitar el poder de los vetos nacionales. Fico también ha intensificado la retórica antiucraniana en los últimos meses tras la negativa de Kíev de renovar un acuerdo con Moscú que permitía el flujo de gas a través de Ucrania a los países europeos vecinos.
El primer ministro ha amenazado con limitar el suministro de electricidad y la ayuda a los refugiados ucranianos, y ha dado a entender que estaría dispuesto a bloquear las medidas de ayuda a Ucrania en la UE. Sus opiniones, no obstante, no coinciden con las de la opinión pública: casi dos tercios de los eslovacos se alinean con Occidente, según una encuesta publicada este mes por el Foro Eslovaquia Futura, una ONG que aboga por una "UE más fuerte".
Los medios de comunicación locales calculan que a finales de enero salieron a la calle unas 100.000 personas en este país de 5,4 millones de habitantes, lo que representa las mayores manifestaciones callejeras de Eslovaquia desde la Revolución de Terciopelo de 1989, cuando décadas de régimen comunista en la antigua Checoslovaquia terminaron pacíficamente semanas después de la caída del Muro de Berlín.