Según el Ministerio para la Transición Ecológica, los embalses de todo el país se encuentran actualmente al 71% de su capacidad media, el nivel más alto de los últimos diez años.
El alivio de la sequía en España ha tenido un precio, ya que las inundaciones y lluvias récord han obligado a cientos de personas a evacuar sus hogares, cerrado escuelas y arrastrado coches. Algunas zonas del país sufrieron una pertinaz sequía el año pasado, pero el tiempo ha dado un giro brusco recientemente.
En los primeros 18 días de marzo, España recibió más del doble de la cantidad normal de precipitaciones mensuales, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Eso incluyó regiones normalmente áridas como Andalucía, donde la crecida de los ríos obligó a evacuar a cientos de personas. Según un meteorólogo de la AEMET, en las tres primeras semanas de este marzo ha llovido más en Madrid que en cualquier otro mes desde que se iniciaron los registros en 1893.
Pero el tiempo inestable es una realidad en España. "La bendición y la maldición del clima español es exactamente eso", afirma Daniel Argüeso, climatólogo de la Universidad de las Islas Baleares. "Tenemos estos períodos de sequía prolongada que suelen terminar con este tipo de situaciones. Dicho esto, la lluvia que hemos tenido en marzo ha sido bastante excepcional".
Por ahora, la sequía que comenzó en 2023 ha terminado. El embalse de Sau que suministra agua a Barcelona está ahora lleno en un 48%, frente a menos del 5% en la misma época del año pasado. El tiempo que las reservas de agua españolas se mantengan en niveles saludables dependerá de factores como la cantidad de lluvia primaveral que reciba el país y el calor y la sequedad del verano venidero.
Sin embargo, los climatólogos creen que España no sufrirá restricciones de agua al menos durante el verano. Las recientes inundaciones se produjeron solo unos meses después de que la DANA de Valencia dejara más de 200 víctimas mortales después de que en algunas zonas lloviera el equivalente a un año en solo ocho horas.
Los científicos afirman que el cambio climático está agudizando las oscilaciones entre la sequía y los aguaceros. En todo el mundo, el aumento de las temperaturas está acelerando el ciclo hidrológico en el que el agua se mueve entre la Tierra y su atmósfera. Esto desencadena fenómenos meteorológicos extremos, como sequías prolongadas y lluvias intensas.