El Parlamento Europea ha dado su visto bueno a la reforma de la PAC, más ecológica y social. Pero los pequeños propietarios de explotaciones bio se sienten excluidos y denuncian que la mayoría de las ayudas irán a los grandes.
PUBLICIDADEl Parlamento Europeo ha dado su visto bueno a reforma de la Política Agrícola Común (PAC).
Nace con el objetivo de ser más respetuosa con el medioambiente, y más equitativa tanto para las pequeñas explotaciones como para los jóvenes agricultores.
Pero en la granja orgánica de Groentelaar, Bélgica, con 8 hectáreas de terreno, las cuentas no cuadran.
“Una vez más nos hemos quedado sin nada. Esta nueva reforma de la PAC es más de lo mismo: hacer más fuertes a los grandes. El dinero va los ricos. No se si en la Unión Europea se dan cuenta de lo que hacen. Están dando dinero público a gente que ya tiene mucho dinero”, se lamenta Tijs Boelens, agricultor de Groentelaar.
Aquí cultivan unas sesenta variedades de verduras. Pero la cooperativa apenas recibe 2.500 euros anuales de ayudas europeas. Y a sus 27 años, Anna Panier lamenta las dificultades a las que se enfrentan.
"Para los jóvenes como nosotros es muy difícil empezar. No tenemos tierra, no tenemos fincas. Operamos con carpas de plástico, túneles. Hacemos lo que podemos. A veces tiene un aspecto creativo, pero de hecho preferiríamos disponer de un buen granero, de un buen terreno y simplemente trabajar", afirma Panier.
Los representantes de las principales organizaciones agrarias y de las grandes cooperativas creen que ha llegado el momento pasar la página de unas negociaciones que empezaron en 2018.
"Nunca es suficiente cuando se le pregunta a alguna de las partes interesadas. Todos tenemos nuestras ambiciones. No hemos obtenido todo lo que queríamos para la agricultura europea. Se trata de un compromiso con el que tenemos que vivir. Y es un buen compromiso en el que se han abordado la mayoría de los objetivos", afirma Pekka Pesonen, secretario general del COPA-COGEGA.
También en el Parlamento Europeo se ha escuchado voces críticas, tanto en el plano ambiental como social. Pero uno de los ponentes del proyecto cree que aporta certezas.
"Por primera vez desde el inicio de la reforma, tendremos más regulación que desregulación. Y la pandemia ha mostrado una vez más que los mercados, y en particular el agrícola, son estructuralmente inestables. Tenemos mercados inestables y necesitamos regulaciones y herramientas de gestión de crisis que garanticen los ingresos de los agricultores", explica Éric Andrieu, eurodiputado francés del grupo Socialista.
La agricultura representa casi un tercio del presupuesto de la Unión Europea: 386.600 millones de euros para el periodo 2021 y 2027.
La reforma entrará en vigor en 2023.