Roma es famosa por sus antiguas ruinas y su arte renacentista, pero también es la capital más verde de Europa, con más espacios verdes que ninguna otra ciudad europea.
Entre los emblemáticos monumentos de Roma se esparce una colección de exuberantes parques, jardines ocultos y extensas villas históricas que esperan a ser descubiertos. Mientras las plazas de Roma se llenan de vibrantes celebraciones culturales con motivo del jubileo de 2025, los parques de Roma prometen momentos de tranquilidad.
Ya sea que disfrute de un pícnic bajo los pinos, pedalee por antiguas calzadas o salga en busca de vistas panorámicas de la ciudad, los espacios verdes de Roma ofrecen un lado más tranquilo y contemplativo de la Ciudad Eterna, ideal para quienes buscan vivir el jubileo en un entorno más sereno.
Villa Borghese: arte, jardines y vistas panorámicas
Villa Borghese es un parque romano por excelencia, que ofrece una mezcla de cuidados jardines, lugares de interés cultural y senderos sombreados ideales para un paseo tranquilo o ir en bicicleta. En su corazón se encuentra la Galería Borghese, un museo de arte repleto de obras maestras del Renacimiento, aunque el arte al aire libre del parque es igualmente impresionante. Pasee para descubrir estatuas, fuentes e incluso una réplica del Globe Theatre de Shakespeare, que acoge representaciones al aire libre durante todo el verano.
El mirador del Pincio, uno de los lugares más destacados del parque, ofrece vistas panorámicas de la Piazza del Popolo y del perfil urbano de la ciudad. Para una experiencia más serena, alquile un bote de remos en el lago del parque y navegue sin prisas hasta el templo de Esculapio, una obra maestra del siglo XVIII que surge del agua como una escena mitológica. Cerca de allí, el Bioparco di Roma, el zoológico de la ciudad, completa la oferta del parque para toda la familia.
Villa Torlonia: palmeras, pinos e historia principesca
Una alternativa más pequeña y menos conocida a Villa Borghese es Villa Torlonia, una histórica villa del siglo XIX que perteneció al príncipe Giovanni Torlonia antes de convertirse en residencia oficial de Mussolini. Sus jardines están salpicados de elegantes fuentes, senderos arbolados y estructuras únicas, como la caprichosa Casina delle Civette (Casa de las Lechuzas). Tras pasear por los jardines, visite los museos de la Villa, para conocer mejor su fascinante historia y la colección de arte de la familia Torlonia.
Entre las dos villas, los jardines de Salustio ofrecen un momento intermedio de calma, con una finca romana en ruinas y jardines urbanos que pertenecieron a Julio César.
Villa Ada: un amplio refugio al norte
En el verde extremo norte de la ciudad se encuentra Villa Ada. Villa Ada, situada en un parque de 450 hectáreas, es el segundo parque más grande de Roma y uno de los favoritos de locales y visitantes.
Además de un pintoresco tramo del río Tíber que atraviesa el parque, este extenso paraíso natural cuenta con zonas boscosas, prados abiertos y un sereno lago, que crean un apacible escenario para actividades al aire libre como correr, ir en bicicleta y hacer pícnic.
En los alrededores se encuentran también el parco Virgiliano y Villa Chigi, antigua villa del cardenal Flavio Chigi. Estos lugares pequeños pero encantadores son perfectos para una breve pausa en la naturaleza, acentuada por un toque de patrimonio histórico.
Villa Doria Pamphilj: el parque más grande de Roma
Ubicada en la extensa finca del siglo XVII de la familia Pamphilj, Villa Doria Pamphilj es el mayor parque público de Roma y un paraíso para paseantes, corredores y quienes disfrutan de los pícnics.
Villa Doria Pamphilj se extiende con estilo a lo largo de 184 hectáreas, con senderos sombreados que serpentean entre cipreses, prados abiertos y tranquilos lagos. La inmensidad del parque lo hace idóneo para el ciclismo, con senderos pavimentados y de tierra que conducen a rincones más apartados. Los lugareños suelen reunirse aquí para practicar yoga, hacer ejercicio al aire libre o simplemente relajarse a la sombra de los pinos.
En el centro del parque, una avenida de antiguas estatuas romanas señala el camino hacia una impresionante villa barroca conocida como Bel Respiro, con un mirador que se erige sobre exuberantes jardines formales, fuentes y más esculturas.
Alojarse al oeste del río nos da tiempo de sobra para recorrer las animadas calles de Trastevere antes de visitar Villa Sciarra, un espacio verde más modesto, lleno de romanticismo e historia.
Antiguo jardín privado de una finca aristocrática, Villa Sciarra fue donada a la ciudad a principios del siglo XX y antaño se creía que era un santuario dedicado a las ninfas. Hoy en día, el parque sigue hechizando a los visitantes, con querubines que adornan sus fuentes y exóticas plantas y topiarias en forma de animales que bordean sus sinuosos caminos y crean un entorno mágico para un paseo tranquilo.
Parque de los acueductos: rincones solitarios a lo largo de la vía Apia
Pocos lugares de Roma combinan a la perfección naturaleza e historia como la vía Apia (Via Appia Antica). Esta antigua calzada romana, construida en el año 312 a.C., se extiende 16 kilómetros dentro y fuera de la ciudad, flanqueada por cipreses y restos arqueológicos en ruinas. La calzada está rodeada de 3.500 hectáreas de terreno, con atracciones destacadas como el valle de la Caffarella, las tumbas arqueológicas de la vía Latina y el parque de los acueductos, emplazamiento de diversos acueductos antiguos.
Visite el parque de los acueductos para contemplar de cerca los impresionantes acueductos en ruinas y descubrir las antiguas tecnologías que ayudaron a Roma a prosperar, antes de inmortalizar una puesta de sol perfecta.
La mejor forma de recorrer la vía Apia es en bicicleta: hay tiendas de alquiler ofrecen bicicletas resistentes para el terreno empedrado. Deténgase en lugares emblemáticos como la tumba de Cecilia Metella y las catacumbas de San Sebastián, o simplemente disfrute de los paisajes bucólicos que parecen intactos por el paso del tiempo.
Parque Caffarella: encanto bucólico en la ciudad
Situado justo al sur del centro de la ciudad, el parque Caffarella parece un retazo de campo dentro de Roma. Sus prados abiertos, las ovejas pastando y las ruinas romanas crean un ambiente apacible que contrasta con los parques más concurridos de la ciudad. Entre sus puntos destacados se encuentran la tumba de Annia Regilla y el mitológico Ninfeo de Egeria, donde los antiguos romanos se reunían para celebrar rituales y relajarse.
Este parque es ideal para familias, con mucho espacio para pícnics y paseos por la naturaleza. Su conexión con la vía Apia también lo convierte en una adición paronámica para recorridos históricos en bicicleta.
El jardín de los Naranjos: un oasis secreto en la colina aventina
El Giardino degli Aranci (jardín de los Naranjos) es un refugio pequeño y fragante que se erige en la colina aventina. Conocido por sus ordenadas hileras de naranjos y su ambiente tranquilo, este jardín también ofrece una de las vistas más emblemáticas de Roma. Desde su mirador, los visitantes pueden contemplar el río Tíber, con la cúpula de San Pedro perfectamente enmarcada en la distancia.
A poca distancia a pie se encuentra el la cerradura de la puerta de los caballeros de Malta, una peculiar joya oculta donde unas vistas perfectamente alineadas de la cúpula del Vaticano sorprenden a quienes se asoman por la diminuta abertura. Cerca de allí, el jardín de rosas de Roma añade otra escapada floral, con más de 1.000 variedades de rosas que florecen en primavera y a principios de verano.
El jardín Botánico de Roma: un tesoro natural en el Trastevere
Escondido en las colinas tras las sinuosas calles de Trastevere se encuentra el Orto Botanico, un paraíso para los amantes de las plantas. Este jardín de 12 hectáreas, gestionado por la Universidad La Sapienza, cuenta con un jardín japonés, invernaderos tropicales y cascadas. Sus senderos sombreados y sus árboles centenarios ofrecen un refugio tranquilo, lejos de las animadas plazas de Trastevere.
Desde aquí, puede adentrarse en los jardines de Villa Farnesina, donde la belleza renacentista se une al encanto natural, o subir a la cima de la colina Gianicolo, donde le esperan frondosos miradores y amplias vistas de la ciudad, especialmente impresionantes al atardecer.
Más allá de los monumentos más emblemáticos de Roma se esconde un lado secreto y más sereno de la ciudad. Tras las bulliciosas visitas al Coliseo y a la Ciudad del Vaticano, no deje de acercarse a los espacios verdes menos conocidos de la ciudad, como el parque Caffarella y los jardines de Salustio, para disfrutar de un tranquilo momento de reflexión.
Visite Italia.it para planificar su visita.